En el mundo de las oposiciones, a menudo escuchamos la creencia popular de que es «prácticamente imposible» conseguir una plaza si tienes un trabajo a tiempo completo. La falta de tiempo, el agotamiento y la competencia con opositores que dedican 8-10 horas diarias al estudio parece una montaña insuperable. Hoy, en Escudo Mental, vamos a derribar ese mito.
Tenemos el placer de hablar con Valentina Rizzo, un ejemplo inspirador de que la estrategia, la disciplina y una mentalidad inquebrantable son más poderosas que tener tiempo ilimitado. Valentina no es una superhumana; es una persona real que, contra todo pronóstico, consiguió su plaza en el cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa mientras mantenía su exigente trabajo en una consultora.
En esta entrevista exclusiva, Valentina comparte sin filtros sus mayores desafíos, las estrategias de estudio que marcaron la diferencia, los sacrificios que hizo y, lo más importante, cómo construyó su propio «escudo mental» para no rendirse en el camino.
Prepárate para una dosis masiva de inspiración y consejos prácticos directamente desde la trinchera.
Conociendo a Valentina: La Persona Detrás de la Plaza
Mateo: Valentina, muchísimas gracias por estar con nosotros. Tu historia es una inspiración para miles de opositores. Para empezar, cuéntanos un poco sobre ti. ¿Qué oposición aprobaste y cómo era tu situación laboral mientras estudiabas?
Valentina: ¡Hola, Mateo! El placer es mío. Aprobé la oposición para el Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa. Mientras me preparaba, trabajaba como analista en una consultora, con un horario bastante estándar de 9 a 18h, pero que a menudo se alargaba y, sobre todo, me dejaba mentalmente agotada al final del día. Era una doble jornada en toda regla.
La Batalla por el Tiempo y la Energía: Estrategias de un Opositor-Trabajador
Mateo: Esa es la gran pregunta que todos se hacen: ¿de dónde sacabas el tiempo? Y, más importante aún, ¿la energía?
Valentina: (Risas) La verdad es que no «sacaba» tiempo, lo «cazaba». Me di cuenta muy pronto de que no podía pensar en términos de «tardes libres para estudiar». Mi estrategia se basó en dos cosas: la «Hora de Oro» y la caza de «bolsillos de tiempo». La Hora de Oro era mi hora y media de estudio de 5:30 a 7:00 AM. Era mi tiempo más sagrado, con la mente fresca y sin interrupciones. El resto del día, era una cazadora: aprovechaba los 40 minutos de metro para repasar con flashcards en el móvil, la media hora del almuerzo para hacer un test rápido… Aprendí que 15 minutos enfocados valen más que una hora distraída. Pero como dices, la clave no es el tiempo, es la energía. Y para eso, el sueño se convirtió en mi máxima prioridad, algo no negociable. Siete horas y media cada noche, sin excepción. Eso me permitía funcionar.
Mateo: Mencionas la importancia de la energía. En un artículo que llamamos la guía definitiva para estudiar trabajando, hablamos mucho del agotamiento. ¿Cómo lidiabas tú con el famoso burnout?
Valentina: Lo sufrí al principio, por intentar copiar los métodos de opositores a tiempo completo. Fue un desastre. La solución fue la aceptación radical: yo jugaba en una liga diferente. Mi arma secreta fue el «meal prep» los domingos, que me liberaba de la carga mental de cocinar durante la semana, y mis descansos. Aprendí que un descanso de 15 minutos caminando sin el móvil era infinitamente más reparador que 15 minutos en redes sociales. Mis descansos eran tan sagrados como mis bloques de estudio.
El Método de Estudio: Calidad Antes que Cantidad
Mateo: Con tiempo limitado, la eficiencia en el estudio es clave. ¿Cuál era tu método? ¿Cómo te asegurabas de que las pocas horas que tenías fueran de máxima calidad?
Valentina: Mi lema era «cero estudio pasivo». No tenía tiempo para leer y subrayar durante horas. Mi método se basaba al 100% en la recuperación activa (active recall). Usaba Anki para las flashcards de datos puros y dedicaba la mayor parte de mi tiempo a hacer exámenes de años anteriores. Analizar un test durante una hora me enseñaba más que leer un tema durante tres. Y por supuesto, apliqué la ley de Pareto. Analicé la incidencia de los temas y me aseguré de dominar a la perfección ese 20% de materia que sabía que generaba el 80% de las preguntas. Fue una apuesta, pero con tiempo limitado, tienes que ser un estratega implacable.
La Fortaleza Mental: El Verdadero Campo de Batalla
Mateo: En Escudo Mental hablamos mucho de la parte psicológica. ¿Experimentaste el Síndrome del Impostor o la ansiedad?
Valentina: ¡Constantemente! Recuerdo un día, después de un simulacro desastroso, que estuve a punto de tirar la toalla. Sentía que era un fraude, que mi trabajo era una excusa y que nunca estaría al nivel. Ese día apliqué lo que llamáis la «Regla de las 48 Horas». Me di permiso para estar destrozada durante dos días. No toqué un libro. Al tercer día, con la mente fría, analicé el simulacro y me di cuenta de que los fallos eran por una mala gestión del tiempo, no por falta de conocimiento. Esa experiencia me enseñó que la gestión emocional era una asignatura más. Empecé a practicar mindfulness 5 minutos entre el trabajo y el estudio para «cambiar de chip» y usaba la técnica de visualización antes de los simulacros. Entrenar la mente fue tan importante como estudiar las leyes.
Mateo: ¿Y la presión de tu entorno? ¿Entendían tus amigos y tu familia los sacrificios?
Valentina: Al principio, no. Las invitaciones, los comentarios… era duro. Tuve que sentarlos, como explicas en tu artículo sobre la presión familiar, y tener una «reunión informativa». Les expliqué que esto era como escalar el Everest para mí, y que mi ausencia no era por falta de cariño, sino por necesidad. Les pedí un tipo de apoyo concreto: que confiaran en mí y que no me preguntaran constantemente por el tema. La mayoría lo entendió. Con quien no lo hizo, tuve que aprender a poner límites firmes pero amables.
El Día D y el Momento del Éxito
Mateo: Llega el día del examen. ¿Cómo lo afrontaste?
Valentina: Con una calma que hasta a mí me sorprendió. La mañana del examen seguí mi ritual al pie de la letra: el mismo desayuno, la misma playlist. Sentía que ya había vivido ese día cien veces gracias a la visualización. Durante la prueba, cuando sentí un pico de ansiedad, apliqué mi protocolo de emergencia: dejé el bolígrafo, hice tres respiraciones cuadradas y salté a una pregunta fácil. Funcionó. Recuperé el control.
Mateo: Y el momento en que viste tu nombre en la lista de aprobados… ¿qué sentiste?
Valentina: (Se emociona) Es indescriptible. Fue una oleada de alivio tan inmensa que me dobló las rodillas. Lloré durante diez minutos seguidos. No era solo la alegría de la plaza, era la validación a cada madrugada, a cada «no» que tuve que decir, a cada momento de duda. Fue la prueba de que todo el sacrificio había valido la pena.
Consejos Finales para Quienes Están en la Lucha
Mateo: Para terminar, Valentina, ¿qué tres consejos de oro le darías a alguien que está ahora mismo en la misma situación en la que tú estuviste?
Valentina: Claro. Mis tres consejos serían:
- Acepta tu realidad y crea tu propio plan. Deja de compararte con opositores a tiempo completo. Tu camino es diferente. Siéntete orgulloso de él y diseña una estrategia que se adapte a tu vida, no a la de otros.
- Conviértete en un maestro de la energía, no solo del tiempo. Tu energía es tu recurso más valioso. Protege tu sueño como si fuera oro, come alimentos que te nutran y aprende a hacer descansos de calidad. Un opositor cansado no aprende.
- Entrena tu mente tanto como estudias el temario. La oposición se aprueba en un 50% con conocimiento y en un 50% con fortaleza mental. Dedica tiempo cada semana a tus «herramientas mentales»: mindfulness, visualización, gestión de pensamientos negativos. Tu mente es tu mayor activo o tu peor enemigo. Tú eliges.
Mateo: Valentina, no tengo palabras. Gracias por tu honestidad, tu generosidad y por compartir una historia tan poderosa.
Valentina: Gracias a vosotros por crear un espacio tan necesario como Escudo Mental.
Conclusión
La historia de Valentina nos demuestra de forma contundente que aprobar trabajando no es cuestión de ser un superhumano, sino de ser un estratega implacable, un gestor inteligente de la energía y, sobre todo, un atleta mental. Su experiencia es la prueba de que con el plan correcto y la fortaleza interior, lo que parece imposible se convierte en inevitable.
La historia de Valentina es increíblemente inspiradora. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de su experiencia? ¡Compártelo en los comentarios!

Mateo Rojas es el fundador de escudomental.com
. Antes de convertirse en mentor, Mateo pasó varios años en la trinchera, preparando una de las oposiciones más exigentes de su país. Tras conseguir su plaza, se dio cuenta de que la batalla más dura no fue contra el temario, sino contra su propia mente: la ansiedad, la duda y el miedo al fracaso. Ahora, su misión es compartir las estrategias y herramientas de fortaleza mental que él mismo desarrolló para ayudar a otros opositores a superar la presión y alcanzar sus metas.