Crónica de una Aprobación: La Verdad sobre Cuántas Veces se Fracasa Antes de Triunfar

En el universo de las oposiciones, el éxito es muy visible y ruidoso. Vemos las listas de aprobados publicadas, las celebraciones en redes sociales, las fotos de la toma de posesión. El triunfo tiene un rostro claro. Sin embargo, el camino hacia ese éxito está pavimentado con un secreto a voces, con una realidad que se sufre en silencio y en soledad: el fracaso. El suspenso.

La narrativa popular está dominada por los casos excepcionales: el genio que aprobó a la primera estudiando seis meses, el prodigio que sacó la mejor nota de su promoción. Estas historias, aunque a veces ciertas, crean una imagen distorsionada de la realidad y establecen un estándar imposible que hace que el 99% restante de los opositores se sientan inadecuados, como si su lucha y sus tropiezos fueran una señal de que no están hechos para esto.

Este artículo es un ejercicio de realismo y, sobre todo, de liberación. Vamos a sumergirnos en la verdad no contada de la oposición para responder a las preguntas que muchos se hacen en secreto: ¿Es normal suspender? ¿Cuántas veces? ¿Soy el único que no lo consigue a la primera?

No estás aquí para desmotivarte, sino para liberarte del peso de una expectativa irreal. Al final, entenderás que tus suspensos no te convierten en un mal opositor; te convierten en un opositor típico. Y que la perseverancia inteligente es el verdadero factor que distingue a los que llegan de los que se quedan en el camino.

Poniendo Números al Silencio: ¿Qué Dicen las Estadísticas (Reales e Informales)?

Es difícil obtener datos oficiales de las administraciones sobre el número de intentos de los aprobados. Sin embargo, podemos aproximarnos a la realidad a través de la lógica y la evidencia que sí tenemos.

La Lógica Aplastante de los Ratios

Pensemos en una oposición competitiva del grupo A1 o A2. Es común tener 10.000 aspirantes para 100 plazas. Esto significa que, en cada convocatoria, 9.900 personas (el 99%) no obtendrán la plaza. Incluso si asumimos que la mitad de ellos no iban bien preparados, eso sigue dejando a casi 5.000 opositores serios que, a pesar de su esfuerzo, suspenderán. Es matemáticamente inevitable. La probabilidad de aprobar a la primera en un entorno así es extremadamente baja.

Encuestas de Academias y Foros: La Evidencia Anecdótica

Donde sí encontramos datos más claros es en el ecosistema de la preparación. Encuestas informales realizadas en grandes foros de opositores y por academias de prestigio revelan un patrón consistente: más del 70% de los que finalmente aprueban una oposición de nivel medio-alto lo hacen en su segundo, tercer, cuarto o incluso posterior intento. Aprobar a la primera es la excepción, no la regla.

La Media de Años de Preparación

Para oposiciones como las de Judicatura, Notarías, Inspección de Hacienda o cuerpos superiores de la Administración General del Estado, la media de preparación se sitúa entre los 3 y los 6 años. Esta simple cifra ya nos dice que el proceso está diseñado para ser una carrera de fondo que implica, para la mayoría, pasar por varias convocatorias (y, por tanto, por varios suspensos).

La conclusión es ineludible: suspender, al menos una vez, es la norma estadística. Es parte del proceso.

Tres Historias, Un Patrón: El Viaje del Opositor Resiliente

Las estadísticas nos dan el «qué», pero las historias nos dan el «cómo». Aquí tienes tres perfiles ficticios pero representativos del viaje real de un aprobado.

El Caso de Ana: Aprobado a la Segunda (El Ajuste Estratégico)

Ana se lanzó a su primera convocatoria con una energía arrolladora, estudiando 10 horas al día. Su método era simple: leer y resumir todo el temario, tratando cada tema por igual. Llegó al examen agotada y, aunque sabía mucho, suspendió. El golpe fue duro, pero en lugar de abandonar, dedicó un mes a aplicar lo que en este blog llamamos usar la reprobación como el mejor maestro. Analizó su examen y se dio cuenta de su error: su estudio había sido masivo, pero no inteligente. En su segundo año de preparación, cambió radicalmente su enfoque. Aplicó un estudio minimalista basado en el 80/20, se obsesionó con los exámenes de años anteriores y dedicó el 50% de su tiempo a la práctica activa con simulacros. Aprobó. Su lección: el primer suspenso le enseñó a estudiar de verdad.

El Caso de David: Aprobado a la Cuarta (La Batalla Mental)

David suspendió sus dos primeras convocatorias por muy pocos puntos. El conocimiento lo tenía. Pero el golpe a su confianza fue brutal. Empezó a desarrollar una severa ansiedad ante los exámenes y un profundo síndrome del impostor. El tercer intento fue peor que el segundo, porque su mente le saboteó. Al borde del abandono, se dio cuenta de que su problema ya no estaba en los libros, sino en su cabeza. Dedicó los siguientes meses no solo a repasar, sino a entrenar su mente. Empezó a practicar mindfulness, a usar la visualización y a trabajar su diálogo interno con autocompasión. El cuarto intento fue diferente. Se presentó al examen con calma, controló sus nervios y consiguió su plaza. Su lección: los primeros suspensos le obligaron a forjar una mente de hierro.

El Caso de Laura: Aprobado a la Sexta (La Maratón de la Vida)

Laura representa a miles de opositores. Empezó a estudiar con 28 años. En su segundo año de preparación, se quedó embarazada. En el cuarto, su madre enfermó y tuvo que cuidarla. Su estudio fue una carrera de obstáculos, llena de pausas y reenganches. Vio cómo gente que había empezado con ella aprobaba y ella seguía en la lucha. Cada suspenso era un recordatorio de que su camino era más lento. Pero nunca abandonó. Aprendió a adaptar su planificación, a aceptar su ritmo y a mantener viva la llama de su vocación. A la sexta convocatoria, con una década de esfuerzo a sus espaldas, lo consiguió. Su lección: los suspensos no son el final mientras tú decidas que no lo son. La resiliencia es la virtud suprema del opositor.

¿Por Qué el Fracaso Múltiple es tan Común (e Incluso Deseable)?

La Oposición es una Habilidad, no solo un Temario

Puedes saberte el temario al dedillo, pero la oposición es mucho más. Es una habilidad que se entrena: gestionar el tiempo en un examen de 3 horas, controlar los nervios, saber qué tipo de lenguaje usar en un examen de desarrollo… La primera vez que te enfrentas a un examen real, por muchos simulacros que hayas hecho, eres un novato. Esa experiencia real, aunque suspendas, es una clase magistral que no se puede obtener de otra manera.

El Fracaso como Filtro de la Motivación

Las oposiciones competitivas están diseñadas, implícitamente, para ser un filtro de perseverancia. Muchísima gente empieza la carrera, pero la primera y la segunda valla (el primer y segundo suspenso) son las que criban de verdad. Solo aquellos con una vocación real, una necesidad profunda y una mentalidad de crecimiento son capaces de levantarse y seguir corriendo. El fracaso es el gran filtro que separa a los curiosos de los comprometidos.

Cómo Usar esta Verdad para Impulsar tu Propia Preparación

  • Reencuadra tu Primer Suspenso: No es un fracaso. Es tu «matrícula» en el curso avanzado de la oposición. Es el rito de iniciación que te hace pasar de «aspirante» a «veterano». Es el precio que pagas para obtener la experiencia que necesitas para el siguiente asalto.
  • Deja de Ponerte Plazos Mágicos: Abandona la idea de «tengo que aprobar en X años». Esa es una fuente de presión innecesaria. Tu único objetivo debe ser mejorar cada día, implementar las lecciones de tus errores y construir tu conocimiento de forma sólida, sin importar el tiempo que lleve.
  • Mide tu Progreso en «Capas de Conocimiento»: Cada intento, incluso si es un suspenso, añade una nueva capa de maestría, de experiencia y de resiliencia. No estás volviendo al punto de partida, estás empezando el siguiente intento desde un nivel superior.

Conclusión: La Única Estadística que Importa

La idea de aprobar una oposición competitiva a la primera es, para la inmensa mayoría, un mito. Una fantasía que nos contamos para torturarnos. La realidad, la crónica no contada de casi todas las aprobaciones, es una historia de perseverancia, de aprendizaje a través del dolor y de la humilde y heroica decisión de levantarse una vez más.

El número de veces que suspendes es una estadística irrelevante. Es vanidad. La única estadística que importa es que solo necesitas aprobar UNA vez. Cada «no» que recibes es simplemente un paso en el largo, arduo y transformador camino hacia ese único y definitivo «sí».

No te preguntes «¿cuántas veces he fracasado?». Pregúntate «¿cuánto he aprendido?». Si la respuesta es «mucho», entonces no estás fracasando, estás progresando. Y estás en el camino correcto.

Para los que ya habéis aprobado, ¿en qué intento lo conseguisteis? Para los que seguís en la lucha, ¿cómo ha cambiado vuestra perspectiva saber que el fracaso es parte del camino? Compartamos nuestras crónicas en los comentarios.

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